Óscar Alvarado ante Blakney en el partido con el Unicaja. ACB-PHOTO |
Los amarillos cierran la fase regular con una racha de siete triunfos seguidos como los de las campañas 2005/06 y 2008/09
Juan Pedro Borrego
Espectacular final de temporada del CB Gran Canaria en la Liga ACB. Los amarillos han firmado una de las mejores segundas vueltas en su historia en la fase regular. Cinco derrotas y doce victorias, siete de ellas consecutivas, que significan igualar la mejor marca del club, que ya había establecido en las campañas 2005/2006 y 2008/2009, ambas con Salva Maldonado en el banquillo. Los números dejan una sensación de que ésta, la novena participaciíon en el play off puede ser la que marque un nuevo registro, alcanzar las semifinales.
Y eso que el comienzo de la segunda vuelta no fue nada esperanzador para los amarillos. De un plumazo, con una balance desolador de una victoria y cuatro derrotas tras haber alcanzado la clasificación para la Copa y pagando cara la factura de la lesión de Savané. Se había caído a la duodécima plaza y las aspiraciones del play off se distanciaban a dos victorias de los amarillos. Sin embargo, Menorca, en la jornada 23ª, donde se produce el debut en el quinteto inicial de Samuel Domínguez, marcó un punto de inflexión.
Allí, en la otra isla de la ACB, el conjunto de Pedro Martínez inició una carrera imparable hacia la clasificación para los play offs. La llegada de Dejan Borovnjak reforzó el juego interior, y a pesar de sufrir otro contratiempo importante, la lesión de Taurean Green, el paso al frente de Tomás Bellas y el 'apetito' de gloria de Óscar Alvarado suplieron con creces las carencias.
Cuatro triunfos consecutivos les posibilitó marcar la frontera del play off en la octava plaza; y sólo un manotazo de Felipe Reyes a Spencer nelson, sólo invisible para los colegiados en la Caja Mágica ante
el Madrid, paró momentaneamente el recorrido. Desde entonces, aquel manotazo del internacional español surtió un efecto inesperado. El Blancos de Rueda Valladolid, un rival directo en la lucha, pagó los 'platos rotos' del coraje insular (85-73); y el camino hasta la jornada 34ª de la fase regular fue para el Granca un sprint en el que ninguno de sus siete rivales pudo darle alcance. La quinta plaza se había convertido en una obsesión y una motivación que tiró del carro insular. Su afición se frotó los ojos, y alimentó la esperanza de que en esta ocasión, pese a que el equipo no parecía configurado para tales metas, ¡Si se puede!
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