Carroll defendido por Prigioni. ACB-PHOTO |
Juan Pedro Borrego
Se la comieron. En el momento en el que Spenser Nelson entraba a canasta para intentar anotar los dos puntos que le darían la victoria al Gran Canaria ante el Madrid (74-73), los árbitros miraron a otro lado. Hicieron lo mismo que hizo Mitjana en la eliminatoria de cuartos de final de la Copa del Rey de Zaragoza en 2005 ante el Baskonia. Es lo que le suele ocurrir al pez chico cuando se enfrenta al grande. Pero en estos casos la complicidad arbitral duele; y por ello llegó en la sala de prensa de la Caja Mágica la queja amarga de Pedro Martínez. “Propongo a la ACB cuatro árbitros porque si tres no han sido capaces de ver esa falta es que falta gente”, comentó irónicamente el técnico amarillo.
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Y tenía razón, aunque la realización de Televisión Española (Teledeportte) se encargó de ningunear la jugada pese a los comentarios de sus locutores, lo cierto es que esto de grabar los partidos suele tener ciertas ventajas. Las quejas de Martínez y Nelson tenían mucha base. Felipe Reyes le dio un claro manotazo al pívot de Idaho cuando éste se enfilaba hacia el aro blanco para convertir la que hubiera sido canasta de la victoria.
El ejecutor del rito motivador de los amarillos antes de los partidos, fue el elegido por Green para recibir el último balón de un gran encuentro. Con el marcador en contra por sólo un punto, el base norteamericano se decidió por la opción del ala-pívot norteamericano, mientras que Carroll, en una esquina, distraía a los defensores madrileños. Jaycee parecía que debería de ser la mejor opción, después de un partido en el que demostró que puede ser un convincente refuerzo para los blancos en el próximo curso, tal y como se rumorea en los círculos mercantiles deportivos.
‘Boom boom’ lideró al Gran Canaria con sus veinte puntos, ayudando a llevar el control del marcador durante la mayor parte del partido disputado en la Caja Mágica. Defendido por Prigioni en el tramo final su aportación se redujo, aunque para entonces el Madrid también se aprovechaba de los exigentes criterios a los que sometía el trío arbitral a la defensa amarilla permitiendo que jugadores como Llull o Felipe Reyes se erigieran en salvadores de los ataque del conjunto de Emanuele Molin.
El propio pívot internacional español, que había sentenciado la eliminación de otra de las pesadillas isleñas, CJ Wallace, metía la mano con contundencia en la jugada definitiva. Tras él quedaba el gigantesco D’or Fischer, pero Felipe no se ‘cortó un pelo’, le dio un hachazo digno del mejor de los leñadores de la Liga e interrumpió de forma tajante e irregular la trayectoria de triunfos de los de Pedro Martínez, que este fin de semana perderán de manera pasajera su ticket de entrada a los play offs por el título. Pero bueno, ya se sabe… Así gana el Madrid.