Juan Pedro Borrego

Este blog representa mi deseo de seguir sumando para el deporte canario.

domingo, 6 de marzo de 2011

El Gran Canaria se da un respiro en la temporada

Wallace anota ante Sanders. ACB-PHOTO
Los amarillos administran con apuros sus recursos para ganar en la pista del Menorca
Juan Pedro Borrego
El Gran Canaria realizó en Menorca un excelente ejercicio de administración de recursos en tiempos de crisis. Los amarillos sufrieron para ganar al colista, Menorca, después de haber tenido una renta en el marcador de hasta 25 puntos en la primera mitad. Con ocho profesionales disponibles y el joven canterano Samuel Domínguez ejerciendo de titular, los de Pedro Martínez se mantienen en la pelea por el play off y alejan el fantasma de la lucha por la permanencia momentáneamente. Caer de un lado u otro del sendero de la competición es una cuestión de detalles en estos momentos; y en ese hilar fino por la victoria el conjunto grancanario supo actuar con la precisión de un rolex.
Todo parece volver a la normalidad si se mira fríamente el resultado y las estadísticas del partido entre Menorca y Gran Canaria. Victoria amarilla y liderazgo anotador de Jaycee Carroll. El Granca hizo valer la teórica superioridad que le otorga la clasificación. Pero el resplandor de la tabla ACB oculta la realidad de los dos equipos. A los baleares les pesa su posición en la cola del tren; a los amarillos, las lesiones de piezas importantes.
Así, el Granca, con el simple hecho de aplicarse en defensa y tratar de minimizar sus fallos en ataque, cogió carrerilla en el marcador en la primera mitad ante un rival que cometía pérdidas y errores merecedores del reproche de su afición. Hasta los 25 puntos llegó a extenderse la diferencia en el marcador por estos motivos en la primera mitad del partido (18-43) a un minuto y medio para el descanso.
Fue en ese momento, en el que partido cambió por completo. ‘De perdidos , al río’, debieron pensar los cariacontecidos jugadores de Paco Olmos. La ansiedad por la victoria dejó de afectar sus estados de ánimos; sacaron casta; y empezaron a limar diferencias con el conjunto amarillo. La ‘tortilla’ se había dado la vuelta. Aunque los de Martínez disponían de un margen en el marcador que en otras ocasiones podría considerarse como suficiente, la acumulación de faltas personales en los pívots, en especial de Wallace, y la nula confianza que el técnico del Granca demostró tener en la aportación del recién llegado, Venson Hamilton, hizo que se pusiera a prueba la capacidad de sufrimiento de su equipo ante un rival que se acercaba por la espalda con una velocidad de crucero.
Aquí es donde llegó la mejor noticia del partido. La plantilla amarilla dejó de lamerse las heridas; de pensar en las ausencias y puso sobre la cancha lo necesario para compensar como equipo sus carencias. En especial, una de las claves fue la participación de Javier Beirán. El alero sufrió en defensa, pero ayudó notablemente en el rebote; y cuando el Gran Canaria le necesitó fino en el tiro, acertó con un triple que frenó en seco el acercamiento en el marcador del Menorca. 61-64 a 5:30 para el final, y el alero madrileño acertó desde la esquina derecha para embocar un triple resurrector. Tras esa anotación, los amarillos volvieron a escaparse en el luminoso y a los baleares le faltaron argumentos para una nueva remontada.

2 comentarios:

  1. Sí señor, Beirán es de lo mejor que le ha pasado al Gran Canaria esta temporada. Sin hacer ruido, está haciendo siempre muy buenos partidos, dando al equipo lo que necesita. Y Wallace también ha subido bastante su nivel en la segunda vuelta (paréntesis, el partido de Cajasol). ¿No crees que Pedro arriesgó demasiado en el tercer cuarto, manteniéndolo cuando hizo la tercera?

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  2. Pues si. El espíritu del Ramiro es importante en los equipos. Beirán lo ha representado perfectamente. POr lo de Wallace, puede ser que arriesgara. ¿Demasiado? No se. Lo que está claro es que me pareció ver a Pedro muy enfadado con CJ por la mano que metió cuando cometió la cuarta falta. Si se hubiera quedado quieto con los brazos arriba esperando a que el rival se levantara, quizás hasta hubiera conseguido que la falta se la hicieran a él.

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