Savané trata de transmitir energía a Rey. ACB-PHOTO |
Juan Pedro Borrego
El Gran Canaria se ha dejado en el olvido su mejor virtud, la defensa. Los amarillos siguen sin saber compensar
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los valores y cualidades que representaba su capitán Savané. Heridos en la retaguardia, el conjunto de Pedro Martínez es muy vulnerable porque su capacidad ofensiva se limita a la inspiración de Carroll o a la de sus defensores. Ante el Cajasol, junto a la debilidad defensivo, fue uno de esos días en los que se conjugaron dos cosas negativas para el representante canario en la ACB, por un lado la falta de acierto del escolta norteamericano y por otra la buena disposición en defensa de los hispalenses. En diez minutos, el partido estaba visto para sentencia.
Carrol penetra a canasta ante la defensa del Cajasol. ACB-PHOTO |
Desde que cayera en combate su capitán, el Gran Canaria ha recibido una media de 83,2 puntos por partido en los cinco encuentros que ha disputado. Sólo ha ganado uno, el último en casa de la Eurocopa de esta temporada, ante el Kazan, y poniéndose las pilas en esta faceta. Dejaron a su rival, también es verdad que en un partido intrascendente, en 73 puntos; y ganaron. Quizás esa fue la lección magistral que dio Savané aquel día a sus compañeros en el vestuario. “¿Qué sé hacer yo que no puedan hacer ustedes?”, se me ocurre que pudo haberles dicho en el descanso del partido ante el Caja Laboral, al última victoria liguera hasta el momento.
Ayer, las palabras de Savané se las llevó el viento. El Gran Canaria quiso jugarle de ‘tú a tú’ al engrasado Cajasol. Los de Joan Plaza, que están en racha en la competición doméstica, no sólo aceptaron el reto, sino que asumieron el atrevimiento amarillo para hacer daño en las debilidades del cuadro insular. Cojos de una pata en la mesa del juego interior, el Granca es más previsible en ataque, los rivales se centran en secar al máximo anotador de la Liga, y se aprovechan de la falta de actitud en defensa de los isleños.
Así, en un cuarto estaba la ‘misa dicha’. El conjunto andaluz se marchó muy pronto en el marcador con diferencias superiores a los diez puntos y un ritmo anotador que amenazaba a hacer funcionar las centenas en el marcador visitante. Para cuando los isleños quisieron darse cuenta, ya habían asomado los primeros silbatos desde la grada del Centro Insular. La advertencia de los seguidores sirvió para que sus jugadores hicieran mejor los deberes, pero el terreno perdido ya era insalvable, hasta veinticinco puntos de ventaja (23-48). El Cajasol mandaba con comodidad en el electrónico, y con un conjunto avezado, Joan Plaza empezaba a hacer cuentas para el play off, robándole la calculadora a Pedro Martínez.
El panorama pinta feo. El club está limitado para encontrar un relevo para Savané, pero lo peor no está en el aspecto técnico o táctico. La solución a los problemas viene también en el cuadro actitudinal de los isleños, quienes aún no han sabido reconocer su identidad sin la presencia del pívot senegalés. Ganar, sin las cualidades deportivas del jugador de Dakar es posible. Lo demostraron ante el Caja Laboral el día de su lesión, pero para ello necesitan volver a encontrar el camino correcto.