Si algo no cambia, el año que viene no volvemos



Los jugadores del Gran Cana se despiden de la afición. ACB-PHOTO

 

El Gran Canaria se deja en la cancha lo que le falta en los despachos

Juan Pedro Borrego

Madrid se levantó en la segunda jornada de la fase final de la Copa del Rey con un regusto de triunfo moral para el Gran Canaria en el día anterior. La derrota por puntos de los isleños ante el Real Madrid fue un alivio para un conjunto que se dejó impresionar por la red defensiva de los amarillos, el buen partido de Jaycee Carroll, que puede acabar como el MVP de los cuartos de final, y la actuación del base tinerfeño Sergio Rodríguez para salvar, quizás, momentáneamente el puesto de su técnico, Ettore Messina.

Carpa de la Diputación de Álava en la zona lúdica. JPB

Jesús P. Ramos (el Mundo Deportivo) se hace eco del ¡sí se puede! de la afición del Gran Canaria y dice que “el Gran Canaria lo hizo bien y el Madrid mal”. Pero recalca el compañero en un dato significativo: La diferencia de presupuestos para deshacerse del factor sorpresa en una competición muy dada para ello.

Al Gran Canaria, que podría hacer el equipo de tres temporadas con el dinero que gasta el Madrid en uno, le pesó esa diferencia, la limitación de la plantilla, y la mayor rigurosidad de los colegiados al medir sus acciones sobre las de los madrileños. Este dato no es sólo una cuestión puntual para el club que preside Agustín Medina. El dirigente grancanario empieza mandar señales de auxilio en una semana en la que esperaba que el factor de la Copa del Rey pudiera servirle para sumar un nuevo patrocinador para la entidad isleña.

LA SUERTE DE LOS COMPAÑEROS DE VIAJE

Pero no es así, el Granca sigue sin el anunciado (en noviembre de 2009) sponsor que iba a liberar al club de la dependencia presupuestaria del Cabildo. Ninguna negociación desde el cambio de consejo de administración ha sido más productiva que las realizadas antes. Los número no sólo no crecen, sino que flaquean en un posicionamiento en la competición que empieza a complicarse por esta circunstancia y cuando la lesión de Savané advierte de los peligros de hacer deporte.

En el lado contrario, el Gran Canaria se ve enfrentado a lo que les ocurre a sus compañeros de viaje en la ACB. En Madrid, horas antes de disputarse los cuartos de final de los duelos regionales (Caja Laboral-Bilbao y Barcelona-Joventut), el DKV anunciaba a un medio catalán su intención de prorrogar su vinculación de patrocinio con el club badalonés.

Pero el Gran Canaria debe estar satisfecho de lo que ha vuelto a hacer en la Copa. Su afición ha vuelto a dejar sello, aunque ya empieza a ser necesario algo de originalidad en sus actos. En eso, a los aficionados amarillos les faltó algo de acompañamiento institucional. A los canarios aquí presentes en Madrid se nos caía el alma de envidia cuando veíamos la excelente carpa de la diputación alavesa en la zona lúdica (ver el video superior), promocionando sus productos y alentando el amor ‘patrio’. Está claro que para los alaveses, el Baskonia es un recurso a explotar. Lo tienen claro y hacen una apuesta firme por su equipo; y no sólo con esa carpa sino con múltiples acciones que se asocian para hacer del Caja Laboral un producto rentable lejos de las canchas.

En lo deportivo, nuevamente, nos comenta Armando Ojeda, refiriéndose a esto de los árbitros, que fue una lista muy grande de errores de los colegiados que pudieron afectar a los amarillos. El compañero del Canastón, hizo su particular lista de errores arbitrales, como Maurinho. No deja de tener razón. Agustín Medina, el presi, también se quejó de eso a título privado. Pero los hombres de Pedro Martínez también cometieron deslices en situaciones claves del partido, como falta de contundencia bajo la canasta o mala selección del tempo del partido, para hacer que los pequeños detalle tuvieran grandes consecuencias.

En definitiva, que en mi opinión, lo del Gran Canaria, dentro de la cancha, es para estar satisfechos, pero, contrariamente a lo que opina la afición, si las cosas no cambian en los despachos, no creo que el año que viene volvamos otra vez.